domingo, 29 de noviembre de 2009


PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA 57º CONVENCIÓN ANUAL DE LA CÁMARA ARGENTINA DE LA CONSTRUCCIÓN BAJO EL TÍTULO "INFRAESTRUCTURA Y VIVIENDA EN LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO" REALIZADO EN EL SHERATON HOTEL DE BUENOS AIRES


Muy buenas tardes a todos y a todas. Señor presidente de la Cámara Argentina de la Construcción; señores de la Comisión Directiva; amigos y amigas; señoras y señores empresarias y empresarios del sector de la construcción que, como bien señalaba Enrique, es industria de industrias y gran multiplicadora del trabajo en la Argentina: él rememoraba hace un año mi presencia aquí, cuando me tocó hablar en un mundo que se desmoronaba, en un mundo de absolutas incertidumbres y pronósticos aterradores, pronósticos tanto externos como internos, que luego se fueron desarrollando inclusive durante todo el año. En lo que se refiere a la Argentina se ponía en duda nuestra capacidad de pago de nuestras obligaciones internacionales y nacionales, y se decía también, fundamentalmente, que a mediados de año podíamos estar ante un dólar casi a 5 pesos. En fin, yo no quiero relatarles los cataclismos que se auguraron durante todo el año, aunque también se habló, inclusive, desde sectores importantes de mi Gobierno, de que íbamos a tener un saldo comercial muy pequeño que, precisamente, era lo que iba a poner en duda la capacidad de pago de nuestro endeudamiento con todo lo que eso podría significar. La Argentina ya había vivido la experiencia de 2001 con lo cual cualquier amenaza o sospecha de un incumplimiento de la deuda, tornaba un panorama sombrío en un mundo donde habían desaparecido los capitales, donde el sector externo estaba fuertemente vulnerado, porque se caían no solamente las exportaciones por volumen sino también por precio, y donde, lo recuerdo muy bien, en aquella oportunidad cuando estuve aquí frente a ustedes, dije que el Estado, precisamente este Estado y esta gestión, que siempre había tenido descreimiento de que el mercado lo pudiera resolver todo y que fuera el gran asignador de los recursos, que el Estado iba a abordar una vez más su responsabilidad y su presencia frente a la crisis con medidas absolutamente contracíclicas que cuidaran y preservaran a nuestras empresas, porque cuidando y preservando a nuestras empresas estábamos también cuidando y preservando el trabajo. Y yo sé que cuando hablo de esto, este debe ser uno de los espacios que mejor ha entendido esta articulación entre el sector laboral y el sector empresarial.


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